Pax
Christi
En Cuba, la Iglesia Católica tiene la mayor cantidad de
creyentes. A pesar del desarrollo de las nuevas comunidades religiosas,
la Iglesia Católica sigue siendo, por mucho, la comunidad
religiosa más grande. Según un recuento del Anuario
Pontificio, en el año 2000, el 41,1 por ciento de la población
era católico, lo que significa que más de 4,8 millones
de personas son católicas en Cuba.
Sorprende
que en las provincias orientales, el porcentaje de católicos
sea bastante inferior que en las provincias occidentales (véase
tabla 3.1). En el oeste, viven muchos afrocubanos, que siguen
a menudo la Santería.
Cuba está dividida en nueve diócesis y dos arzobispados,
que, en gran parte, corresponden con las catorce provincias que
cuenta Cuba. Cada diócesis es dirigida por un obispo. A
la cabeza de la Iglesia Cubana está el Cardenal de La Habana,
Jaime Lucas Ortega Alamazo, quien fue nombrado en 1994. En el
período entre 1961 y 1993, Cuba no tenía cardinal.
Tabla 3.1 Porcentaje de católicos por provincia
Relación
Iglesia y régimen
“La Iglesia no apoya ningún proyecto que tenga un
sentido político, no tiene ella esa misión",
afirmó el Cardenal Ortega ante un grupo de periodistas
extranjeros que cubría una exposición de pinturas
de la Virgen de la Caridad del Cobre.49 Con estas palabras se
hace evidente que la posición oficial de la Iglesia es
de no inmiscuirse con temas políticos. Los obispos, y en
especial el Arzobispo, en líneas generales se mantienen
en esta posición oficial, y son bastante temerosos de expresar
cualquier crítica. Sin embargo, de vez en cuando, desde
altas esferas dentro de la Iglesia Católica, y, al contrario
de lo que sucede en la Iglesia Protestante, se escucha alguna
voz crítica. Por ejemplo, en 1993, se publicó el
informe ‘El amor, todo lo espera’, y los obispos condenaron
la ola de arrestos, en el que 75 disidentes fueron detenidos.
A
diferencia de la posición cautelosa de los altos rangos
de la Iglesia Católica, se aprecia, a nivel local, una
gran diversidad de actividades que se relacionan con los derechos
humanos y la democratización. Mientras que los líderes
tienen miedo de perder las conquistas difícilmente logradas,
se aprecia una posición más pronunciada a nivel
local. Muchos sacerdotes y miembros individuales de la Iglesia
tienen una postura crítica respecto al régimen y
apoyan anónimamente a grupos disidentes. A pesar de las
restricciones, también tratan de visitar a los presos políticos
o ayudar a sus familiares. La diferencia que existe entre la actitud
de los obispos y las actividades a nivel local producen fricciones
dentro de la Iglesia. La posición poco crítica del
Cardenal Ortega y la Conferencia Episcopal es para muchos católicos
cubanos inconcebible. Según muchos creyentes, la Iglesia
debería hacer mayor uso del hecho que es la única
institución que puede operar en forma relativamente independiente
en Cuba.
Según un joven padre en Holguín, el miedo a la represión
es algo del pasado. “Nos
defendemos hace tanto tiempo que nos hemos metido en nuestro propio
caparazón. ¿Cuál es ahora la amenaza real?
Ya no se detienen a sacerdotes o monjas y ellos no son expulsados
del país como en los años sesenta o setenta. Ya
no hay sacerdotes en prisión. ¿Por qué deberíamos
tener miedo? Debemos salir de nuestro papel de víctimas”.
En una entrevista posterior, el mismo padre criticó la
actitud de los obispos. En 2003, la Conferencia Episcopal publicó
un texto llamado La presencia social de la iglesia. En este texto,
se habla sobre la posibilidad de comenzar un diálogo con
el régimen, y se dice que ellos (los obispos) son los únicos
y últimos que deben realizarlo. Según el padre,
es justamente lo contrario. “Los obispos son los primeros
de muchos que deben hacerlo”.
También el padre Francisco Santana, quien debió
dejar Cuba en 1961 y que luego trabajó en Estados Unidos,
Bélgica y Honduras, tiene crítica: “Al mantener
una posición pasiva, la Iglesia sólo crea una imagen
de colaboración con el régimen”.
No todos los obispos siguen la línea de Ortega; la actitud
de los obispos frente al régimen varía de una diócesis
a otra. Dos de los más manifiestos obispos son los de Santiago
de Cuba (Pedro Meurice) y de Pinar del Río (José
Siro). Ya son conocidos por sus críticas. Por dicha razón,
en sus diócesis existe algo más de espacio para
las actividades de los disidentes, pero son justamente estas diócesis
las que son más vigiladas por el régimen.
Líderes dentro de la Iglesia Católica
Jaime
Ortega
Jaime Ortega, el Arzobispo actual de La Habana, nació en
1935 en Jagüey Grande, en la diócesis de la provincia
homónima Matanzas. Luego de recibir formación en
Pinar del Río, estudió en el Seminario de San Alberto
Magno, dirigido por canadienses de Québec. Luego de cuatro
años de estudio, partió hacia Canadá para
estudiar teología. Al regresar, en 1964, se consagró
como sacerdote en la Catedral de Matanzas. En los años
1966 y 1967 fue forzado a trabajar en campos, que eran conocidos
como UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción).
Luego de estar en prisión, fue sacerdote en su ciudad natal,
y, más tarde, en Matanzas.
En 1978, fue nombrado por el Papa Juan Pablo II como obispo de
Pinar del Río, y, dos años más tarde, como
Arzobispo de La Habana. En los años que siguieron, se dedicó
a las tareas pastorales, a recuperar iglesias y a construir un
centro de laicos. En 1991, erigió Cáritas en La
Habana, que fue el inicio de Cáritas Cuba. De 1988 a 1998
fue presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba, y, de 1995
a 1999, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Latinoamérica
CELAM. El 26 de noviembre de 1994, fue nombrado por el Papa como
Cardenal.
El obispo Ortega casi nunca se expresa publicamente de manera
crítica sobre la situación en Cuba. Dice que los
contactos entre la Iglesia y el Estado se intensificaron y mejoraron
en los últimos años. Como líder de la Iglesia
Católica, pudo hablar personalmente algunas veces con Fidel
Castro, en particular, para preparar la visita del Papa. Ortega
considera que es importante mantener conversaciones con el gobierno,
porque se podrían lograr más cosas con un diálogo
que sin él. De esta manera, Ortega cosecha duras críticas
de otros católicos. Ellos opinan que Ortega sigue demasiado
el baile que baila Castro, y que, de esta manera, no se logra
absolutamente nada.
Disidentes como Oswaldo Payá nunca recibieron ningún
tipo de apoyo por parte de Ortega.
Cuantos más problemas encuentra Payá, cuanto menos
quiere hacer por él la Iglesia.
José Siro
“Aquí en Cuba, se trata a la gente como animales.
No hay justicia y no hay esperanza”, dice Monseñor
Siro. No sorprende que el actual obispo de Pinar del Río
se considere como uno de los obispos más progresistas de
Cuba. José Siro nació en 1930 en González
Bacallao, y es, desde 1982, obispo en Pinar del Río. Siro
critica el régimen y está involucrado en el movimiento
de democratización. Bajo las alas de su diócesis,
Dagoberto Váldes puede publicar la revista Vitral y continuar
con su centro de formación. Según el obispo, Pinar
del Río es una diócesis que desde años tiene
un fuerte movimiento de laicos.
Siro critica la intromisión del gobierno en la Iglesia.
Opina que Cuba es uno de los pocos países del mundo en
el que una organización como Cáritas no puede operar
de manera independiente, sino que depende del gobierno. “Hasta
en países como Argelia, con una comunidad católica
muy pequeña, se deja actuar a Cáritas, y hasta se
la ayuda. Aquí, en Cuba, se contrarresta a Cáritas
y hasta se le niega cualquier tipo de ayuda”. Según
Siro, la visita del Papa no trajo lo que se esperaba. Por esta
razón, muchos miembros de la Iglesia que fueron decepcionados,
dejaron la isla. Le restan pocos meses a Siro como obispo. A fines
de 2005, el Vaticano nombrará a un nuevo obispo.
Pedro Meurice
Monseñor Pedro Claro Meurice Estiu es desde 1970 Arzobispo
de Santiago de Cuba. Meurice nació en 1932 en San Luis,
en la provincia de Guantánamo, y, con anterioridad, fue
sacerdote en Santiago de Cuba y obispo auxiliar en la misma diócesis.
El obispo Meurice fue por muchos años presidente de la
Comisión Justicia y Paz de Cuba.
En 1998, Meurice recibió un gran aplauso por sus palabras
de bienvenida al Papa en Santiago de Cuba. En dicho momento, se
expresó de la siguiente manera: “Nuestro pueblo tiene
respeto por las autoridades, aprecia el orden, pero también
quiere desenmascarar a los falsos Mesías”.
También dijo: “Muchos cubanos confunden a la Patria
con el partido, a la Nación, con el proceso histórico
que vivimos las últimas décadas, y, la cultura,
con una ideología”. El discurso no fue discutido
con anticipación con Castro, ni con Jaime Ortega ni con
el Papa. (Por eso Fidel Castro no se presentó)
Una de los oyentes en el público era el segundo hombre
de Cuba, Raúl Castro. Luego de la muerte del Papa, en abril
de 2005, Fidel Castro manifestó que no sentía rencor
frente al obispo crítico y que estaba dispuesto a olvidarlo.
Conclusiones: la cúpula de la Iglesia Católica
En líneas generales, parece que el alto escalafón
de la Iglesia Católica tiene una posición neutral
frente al régimen, con pocas excepciones.Especialmente,
los obispos de Pinar del Río y de Santiago de Cuba hacen
oír de vez en cuando sus críticas y cobijan en su
diócesis a almas que critican al régimen. Ambos
están muy cerca de retirarse, y solo se puede esperar cómo
actuarán sus sucesores.
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